Los detectives privados son uno de los personajes más atractivos de la literatura, y del cine en general. Allí, los detectives privados, tranquilos, fríos y serenos, vestidos con gabardina y sombrero, investigan los crímenes con un cigarrillo encendido y un revólver. Dejan que sus puños hablen por sí solos y siempre consiguen resultados, cueste lo que cueste.
Desde los viejos tiempos, escritores y cineastas siempre han retratado a los detectives privados como personas que juegan con sus propias reglas. Los personajes de ficción son fascinantes, pero su representación dista mucho de la realidad. El mundo real no funciona como en el cine y la literatura. Hay procedimientos que seguir, leyes que obedecer y reglas que existen por una razón. Un investigador privado no es sólo un ex policía renegado en busca de venganza, sino una persona con habilidades y capacidades específicas que es contratada para hacer un trabajo especializado concreto. Si bien es cierto que un investigador privado puede resolver cualquier problema, es importante entender qué puede y qué no puede hacer y separar la realidad del investigador privado mitificado creado por la literatura y el cine.
Mito: los detectives privados pueden hacer cualquier cosa por un caso.
Esta escena es tan antigua como el tiempo. Un detective privado canoso abre una cerradura y examina la habitación en busca de una prueba clave. Revuelve armarios, piratea un ordenador, encuentra lo que busca y desaparece sin dejar rastro. Aunque es divertido verlo en pantalla, todo es extremadamente ilegal. Desde el allanamiento de morada hasta el pirateo de un servidor privado, pasando por la recogida ilegal de pruebas, nada de esto ocurriría fuera de una novela o de un guión cinematográfico. En la realidad, los detectives privados cumplen la ley. No pueden irrumpir en la oficina o el domicilio de una empresa, ni hacerse pasar por un funcionario (un agente de la ley) o recoger pruebas bajo falsos pretextos. No pueden acechar una instalación, sobornar, allanar o utilizar cualquier otro método fraudulento para obtener información. Estas acciones no sólo son ilegales, sino que invalidan cualquier posible prueba obtenida ilegalmente.
Mito: Los detectives privados son superhéroes.
Ocurre en todas las películas y novelas sobre investigadores privados. Han obtenido (ilegalmente) la información que necesitan. Cuando intentan escapar, son alcanzados por sus perseguidores. Nuestro héroe no tiene más remedio que disparar, y lo hace gloriosamente, dejando muchos cadáveres y un montón de vehículos destrozados. Sin embargo, esta escena es un claro malentendido sobre los detectives privados. No son héroes de acción y no hacen daño a los demás. Los detectives privados casi nunca van armados, y en los raros casos en que lo están, es en base a un permiso, y sus actividades son legales y están autorizadas (no en todos los países). Los detectives privados nunca tienen que luchar para salir de un lugar porque desde el principio era ilegal estar allí. Un investigador privado obtiene pruebas gracias a sus habilidades y capacidades, no mediante amenazas y peleas.
Mito: El trabajo de un detective privado está lleno de acontecimientos extremos.
Como ya se ha mencionado, a la gente le gusta pensar que los días de trabajo de un detective están llenos de actividades superactivas, como persecuciones en coche, tiroteos y otras situaciones peligrosas. La escena de vigilancia es la base de cualquier película o novela de detectives, pero carece de un factor clave: la anticipación. Por lo general, en este tipo de escenas, el héroe ve llegar a su objetivo al punto de encuentro donde hacen un trato en cuestión de segundos, y esto da lugar a una clásica persecución en coche. Por desgracia, el mundo real de un detective moderno es mucho menos emocionante. En su mayor parte, el trabajo de un detective privado consiste en un trabajo rutinario ante un ordenador, esperando e investigando los materiales recibidos. La observación y la investigación son una parte importante del trabajo de un detective privado, y deben realizarse de forma legal y segura. Un detective privado puede llevar a cabo la vigilancia de muchas maneras mientras se encuentra en un lugar público, pero existen ciertas restricciones. Por ejemplo, no puede escuchar conversaciones telefónicas ni acceder a historiales médicos o bancarios. Todo lo que haga debe estar dentro de la ley. El acceso a los registros debe ser legal y consentido, al igual que el resto de pruebas que recoge un investigador privado. Sí, no es romántico ni extremo, pero es una parte fundamental de ser un verdadero investigador privado.
Es un hecho: Los detectives privados son eficaces a la hora de encontrar la verdad.
El cine ha hecho que un detective privado parezca una persona que está por encima de la ley y dispuesta a hacer cualquier cosa por la causa, pero esto no es cierto. De hecho, están sujetos a la ley como cualquier otra persona. Sus pruebas deben obtenerse de forma legal y segura, porque son pruebas. Todo lo que se obtenga ilegalmente será rechazado y será imposible utilizar esa información. Y esto es, en última instancia, algo positivo. Los detectives privados pueden ser extremadamente útiles en una gran variedad de situaciones y casos, pero es importante entender lo que realmente hacen y no estigmatizarlos con casos estereotipados de la literatura y Hollywood y los mismos resultados. Ya se trate de localizar a un familiar desaparecido, averiguar si su marido o mujer le engaña, resolver problemas empresariales o investigar un fraude, pueden ser un recurso inestimable. Aunque no sean los héroes de las películas y novelas de acción, un investigador privado con experiencia siempre le dará las respuestas que necesita, de forma segura y legal.
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